martes, 12 de julio de 2011

Un espacio para mi PADRE

Cada mañana al despertar, me miro al espejo, le evío
una sonrisa que me devuelve y me hace sentir bien, enseguida he
recordado a mi padre, ha sido muy fácil recordarlo, porque lo llevo dentro
de mí y aunque ya no este aquí junto a nosotros desde hace algunos años
lo recuerdo cada día.
Soy el mismo retrato que el, mis ojos son su ojos, mi mirada es la suya,
mi voz un poco distinta al ser mujer. Me siento feliz al recordarlo y le envío un
abrazo.
Todo lo que soy se lo debo a él, él me enseñó a caminar por la vida, a ser
sencilla, amable y querida. Me transmitió su bondad con el paso de los días.
Su tolerancia siempre en su vida, su respeto por los demás, su comprensión
ya era mía, con su humildad hizo de su vida una sabiduría.Nunca pudo estudiar,
ni siquiera ir a la escuela, pero por su gran inteligencia y entusiasmo
por saber, consiguió crear su propia cultura.
Sus últimos días fueron felices, estaba en un mundo infantil que de nada
se daba cuenta, sin dolor y disfrutando de la naturaleza sin dejar de
sonreír. Siempre nos iluminaba aquella preciosa sonrisa que decía mucho
de el, era un sentir de felicidad, de haber luchado en la vida, de haber podido
sortear sus malas suertes, de haber vencido, de haber recibido toda
la bondad que el había entregado de, en definitiva haber sido un ser
extraordinario. Orgullosa me siento yo y mi familia pues en mí hay algo de
él, y es realmente bonito sentirlo así. Allá donde esté sigue ayudándome
con su sonrisa que es la mía y continuo siendo feliz porque no te has ido,
siguen en mí.
TE QUIERO PAPA

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